miércoles, 28 de enero de 2009

RAMON GARCIA O LA MANIPULACION

Ramón García o la Manipulación


I
Después de citar, el 5 de enero del presente, a Federico Engels, Luis Alberto Sánchez, Gonzalo Huamán, Anita Rodríguez, Ricardo Oliveros y al suscrito, García anotó: “En nuestro medio activan dos socialismos: burgués y proletario, y dos dialécticas: idealista y materialista. Juzgue el lector a cuál pertenece cada párrafo recopilado. Y si se puede ser neutral ante la negación del Socialismo Peruano por un NN que tuvo la desvergüenza de escribirlo pero no el coraje de firmarlo; ante el calificativo de la Constitución del PSP como una tragedia; y ante el espectador de turno en pedestal de cristal” (subrayados en el original).

La acusación de negar el Socialismo Peruano y la acusación de ser espectador no están dirigidas a mi persona, pero sí aquella otra según la actual considero la constitución del PSP como una tragedia, razón por la cual paso a demostrar su falsedad.

En el primer párrafo de El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Marx señaló: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa. Caussidière por Dantón, Luis Blanc por Robespierre, la Montaña de 1848 a 1851 por la Montaña de 1793 a 1795, el sobrino por el tío. ¡Y la misma caricatura en las circunstancias que acompañan a la segunda edición del 18 Brumario!”.

Cualquier persona inteligente (y sin la perversa intención de tergiversar el sentido de las palabras de Marx), en modo alguno podría considerar que el fundador del comunismo científico concebía la historia como una tragedia, nada más porque esta palabra aparece en el párrafo citado. Como es notorio, la mencionada palabra aparece ahí no en su sentido habitual, sino significando el carácter original, auténtico, genuino de un hecho o personaje históricos, en contraposición a su repetición que aparece como farsa, como caricatura, como imitación.

Y ocurre que mi afirmación, “Parafraseando a Marx, puede decirse, pues, que, si la experiencia de Mariátegui fue tragedia, su formal repetición es farsa”, incontestablemente es una paráfrasis de la de Marx. Esto significa que con ella me he referido a la fundación del PSP por Mariátegui como un hecho que tiene la virtud de lo original, de lo auténtico, de lo genuino, en contraposición al intento de fundar un otro partido socialista en el Perú de hoy, que aparece con el demérito de ser una farsa, una caricatura, una imitación. El significado de mi afirmación tiene, pues, que aparecer evidente para cualquier persona intelectualmente honesta.

Pero la mala fe es tal, que García me acusa de considerar la fundación del PSP como una tragedia. Por cuanto es imposible que una persona normalmente inteligente no comprenda el verdadero sentido del párrafo de Marx y, por tanto, de mi afirmación, la falaz acusación revela: 1) que su autor ha retorcido mi aserto; 2) que, de este modo, intenta crucificarme; 3) que así pretende desviar la atención de la farsa que significa repetir lo formal (nombre del partido), y, al mismo tiempo, negar lo esencial de la experiencia mariateguiana (marxismo-leninismo).

En su artículo Elogio de “El Cemento” y del realismo proletario, Mariátegui escribió: “Ninguna revolución, ni la del cristianismo, ni la de la Reforma, ni la de la burguesía, se ha cumplido sin tragedia. La revolución socialista, que mueve a los hombres al combate sin promesas ultraterrenas, que solicita de ellos una extrema e incondicional entrega, no puede ser una excepción en esta inexorable ley de la historia”. Puesto que, como se ve, el maestro utiliza aquí la palabra tragedia en su significado habitual, García, si fuese consecuente con su mala fe y su lógica simplona, inescapablemente tendría que acusar a Mariátegui ¡de considerar la revolución socialista como una tragedia!

El proyecto de un partido socialista de ahora por el proyecto de un partido socialista de 1928, el Comité de Propaganda y Organización Socialistas de hoy por el Comité de Propaganda y Organización Socialistas de 1918, García por Mariátegui. No cabe duda: Marx tenía razón: todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen dos veces: “una vez como tragedia y la otra como farsa”.

Sin ningún equilibrio mental, sin ninguna objetividad, ganado completamente por el encono, García ha retorcido el sentido de mis palabras y malignamente me ha acusado de concebir la fundación del PSP como una tragedia, nada más porque en mi afirmación, igual que en la de Marx, aparece esta palabra. No obstante, contrariamente a su intención, está completamente claro que no ha revelado ni podía revelar ninguna actitud negativa mía respecto a la experiencia mariateguiana (acerca de la cual, por lo demás, he publicado algunos artículos que desmienten categóricamente su infundio), sino únicamente su método criollo, su espíritu liquidador, su condición de falsario. Como es de conocimiento común, desde hace tiempo García ha eludido todo debate de ideas con el suscrito y, evidenciando su impotencia, cada vez ha recurrido a la acusación gratuita, a la adjetivación obscena, al ataque personal. Esto lo pinta de cuerpo entero.

Ciertamente lo esclarecido es suficiente para que el lector atento, inteligente, no bloqueado por nada, pueda percibir todo el perverso subjetivismo de García.

Después de provocar algunas muecas de alegría maligna en algunos de sus partidarios, las acusatorias palabras de García se las ha llevado el viento. Por el contrario, mis palabras, paráfrasis de las de Marx, marcan una verdad sencilla y evidente: la caricatura que significa repetir lo formal (el nombre), y, al mismo tiempo, negar lo esencial (el marxismo-leninismo) del proyecto de partido de Mariátegui. POR ESO NO SE LAS LLEVA EL VIENTO.

En conclusión, es evidente que, una vez más, a García le ha salido el tiro por la culata.

II

En la medida en que a su falaz acusación, García agrega la manipulación de algunas citas, es necesario que examine también esta cuestión.

En el artículo De la autoridad, Engels señala: “Hemos visto, pues, que, de una parte, cierta autoridad, delegada como sea, y de otra, cierta subordinación, son cosas que, independientemente de toda organización social, se nos imponen con las condiciones materiales en las que producimos y hacemos circular los productos”. Engels menciona, pues, el problema de la delegación, pero, como es visible, no lo analiza. En el socialismo proletario, sin embargo, este problema es el quid de la cuestión, como veremos más adelante. Por supuesto, García sabe por qué no citó este párrafo.

También señala Engels: “Es, pues, absurdo hablar del principio de autoridad como de un principio absolutamente malo y del principio de autonomía como de un principio absolutamente bueno. La autoridad y la autonomía son cosas relativas, cuyas esferas varían en las diferentes fases del desarrollo social”. Engels subraya, pues, que, tanto el principio de autoridad como el principio de autonomía, no se presentan en cada caso con el mismo grado de validez. Por supuesto, García sabe también por qué no citó este párrafo.

En cambio, García ha citado lo que conviene a sus intenciones: “Autoridad, en el sentido de que se trata, quiere decir: imposición de la voluntad de otro a la nuestra; autoridad supone, por otra parte, subordinación. (…) Y quien dice acción coordinada dice organización. Ahora bien, ¿cabe organización sin autoridad?”. También: “¿No han visto nunca una revolución estos señores? Una revolución es, indudablemente, la cosa más autoritaria que existe; es el acto por medio del cual una parte de la población impone su voluntad a la otra parte por medio de fusiles, bayonetas y cañones, medios autoritarios si los hay”. Finalmente: “Así pues, una de dos: o los antiautoritarios no saben lo que dicen, y en este caso no hacen más que sembrar la confusión; o lo saben, y en este caso traicionan el movimiento del proletariado. En uno y otro caso, sirven a la reacción”.

Pues bien, me declaro informado de que los “antiautoritarios” de ahora son Gonzalo Huamán, Anita Rodríguez y Ricardo Oliveros. Pero, ¿quién es el “autoritario”? ¿Quién es la “autoridad” contra la que se levantan los “antiautoritarios”? Puesto que García no cita en el aire sino en un contexto concreto y con un propósito concreto, es evidente que él, por sí y ante sí, se considera “la autoridad” (y hasta la revolución misma). Es decir que, en el Socialismo Peruano (contexto concreto), García es, ahora, por decisión propia, es decir, por autoproclamación, “la autoridad” y, así, se siente con derecho a imponer sus posiciones y, por tanto, a los demás no nos queda más remedio que subordinarnos a las mismas (propósito concreto). Sólo que si ha tenido la desvergüenza de insinuarlo con la cita de Engels, no ha tenido el coraje de decirlo en primera persona.

Puesto que García no cita en el aire sino en un contexto concreto y con un propósito concreto, es fácil constatar que al utilizar algunas opiniones de Sánchez se pone en el lugar de Mariátegui y a sus críticos los pone en el lugar del aprista. Sólo que si ha tenido la desvergüenza de insinuarlo con tales opiniones, no ha tenido el coraje de decirlo en primera persona.

Pero ocurre que, en ningún momento y en ninguna forma, nadie le ha delegado a García la representación de la autoridad en el Socialismo Peruano. En el artículo Egotismo y seguidismo en Sendero, 04.09.03, dejé escrito: “En la lucha por el socialismo, es necesario el reconocimiento de la autoridad. Esto está fuera de toda duda. Pero este reconocimiento es de hecho el reconocimiento de la autoridad de las ideas correctas, el reconocimiento de la autoridad de quienes representan estas ideas”. Veamos esto en relación al caso que nos ocupa.

En cada situación concreta, siempre se destacan ciertos problemas que definen la posición política de individuos y organizaciones políticas. Así por ejemplo, en las circunstancias del desborde del revisionismo de la Segunda Internacional, la posición política de Kausky no era definida por sus aciertos relativos a la economía agraria capitalista, a la relación de la conciencia comunista con el movimiento obrero, a la ligazón entre la ética y la política en el movimiento proletario, etcétera, etcétera, sino por su posición con respecto a la dictadura del proletariado. Por eso Lenin lo desenmascaró sin compasión en su libro La revolución proletaria y el renegado Kautsky.

En la actual escena peruana, las cuestiones centrales que definen la posición de una persona, tendencia, facción o partido, son: 1) posición ante la verdad universal; 2) posición ante el pensamiento de Mariátegui; 3) posición frente a la cuestión del poder; 4) posición ante el problema del partido.

Las ideas correctas que pueden encontrarse sobre otras cuestiones en tal o cual persona, en tal o cual tendencia, en tal o cual facción, en tal o cual partido, no definen la posición política de los mismos, pues la autoridad de tales ideas se limita a una esfera comparativamente lateral. Por eso hay que preguntarse: ¿cuál es la posición de García ante las cuestiones centrales que definen una posición política en el Perú de hoy?

Como es de conocimiento general, so pretexto de que la verdad universal debe ser denominada con la sola palabra marxismo, García niega de hecho la universalidad del leninismo y del pensamiento de Mao. Por eso no tiene por qué extrañar que algunos de sus partidarios hayan escrito que Lenin es para Rusia y Mao para China. Por eso, la feroz y torpe campaña contra el término marxismo-leninismo no tiene otro fondo que la negación del desarrollo universal del marxismo. Con su reduccionismo, pues, García abre las puertas a todo tipo de oportunismo. Por lo demás, es conocido su encubrimiento de la restauración capitalista.

Como es de conocimiento general, tergiversando algunos planteamientos de Mariátegui, García pretende pasar algunas ideas suyas como si fuesen del maestro del proletariado peruano. Esta manipulación se comprueba, verbigracia, en la malhadada idea de que Mariátegui planteó un partido con “dos niveles” y en el arbitrario uso de la palabra socialismo, que, como es visible, en el maestro obra como sinónimo de la palabra comunismo, y que, como es visible también, en García obra tan elásticamente que, con ella, comprende a revisionistas como Arroyo Posadas y a antimarxistas como Luis Valcárcel, por ejemplo. Pero además, es sabido que su facción lleva adelante una feroz y torpe campaña que apunta a negar la condición marxista-leninista de Mariátegui y el propio marxismo-leninismo como la base de unidad establecida en los Principios Programáticos del Partido Socialista. Esta campaña antimariateguiana pinta de cuerpo entero a esta facción.

Como es de conocimiento general, so pretexto de la teoría del termómetro del sufragio de Engels, García hace a un lado la teoría leninista de la situación revolucionaria y, además, levanta reivindicaciones máximas como si fuesen mínimas, es decir, promueve la falsa ilusión de que, en las condiciones del régimen capitalista, son posibles la realización del derecho al trabajo y de la vida digna material y espiritual, al mismo tiempo que, levantando el “derecho al cambio social”, hace manifiesta su concepción juridicista de la revolución. Dicho sea de paso: 1) el término cambio social está tan prostituido que ahora el mismo Obama es publicitado como “el presidente del cambio”; 2) el derecho al trabajo, el derecho a una vida digna y el derecho a la revolución, sirven únicamente como elementos de propaganda y agitación.

Como es de conocimiento general, so capa de un nuevo concepto de partido, García propone un partido con “dos niveles”, es decir, un partido doctrinariamente heterogéneo, negando así la concepción mariateguiana del partido de clase. Puesto que el partido, sea el que fuere, es, siempre, la materialización de la doctrina, en esta propuesta de un partido doctrinariamente heterogéneo se materializa la negación de la universalidad del leninismo y del pensamiento de Mao.

Por cuanto las ideas de García relativas a las cuatro cuestiones dirimentes son, pues, erróneas y no correctas, oportunistas y no proletarias, entonces su “autoridad” es autoritarismo. Por tanto, ¿qué de malo tiene que, en el Socialismo Peruano, existan activistas que se hayan levantado contra este autoritarismo? ¿Qué de monstruoso tiene que hayan expresado, mal o bien, la protesta contra esta nueva versión de egotismo burgués?

Por cuanto las ideas de García relativas a las cuatro cuestiones dirimentes son, pues, erróneas y no correctas, oportunistas y no proletarias, entonces el “reconocimiento” de su “autoridad” es seguidismo. Por tanto, ¿qué de malo tiene que, en el Socialismo Peruano, existan activistas que hayan señalado este seguidismo? ¿Qué de monstruoso tiene que hayan criticado esta nueva versión de obsecuencia?

Es notorio que, con su nota al final de las citas, García pretende pasar como representante en nuestro medio del socialismo proletario y de la dialéctica materialista. Pero si sus posiciones ante las cuatro cuestiones dirimentes lo descalifican como representante del primero, su falsificación de los hechos lo descalifica como representante de la segunda.

Mariátegui señalaba que el espíritu egotista “no constituye sino la exasperación y la degeneración del viejo liberalismo burgués”. Y hay que agregar que el seguidismo no constituye sino un lastre del más viejo espíritu feudal.

Pero tanto las ambiciones desmesuradas de García como las venias a su persona se estrellan contra la realidad de un movimiento comunista que, después de la experiencia senderista, no está dispuesto a tolerar una reedición del egotismo burgués y el seguidismo feudal.

Puesto que García no cita en el aire sino en un contexto concreto y con un propósito concreto, resulta indudable que, con el último párrafo que cita de Engels, pretende que criticar sus métodos criollos es sembrar la confusión, desenmascarar sus posiciones oportunistas es traicionar el movimiento del proletariado y denunciar su egotismo burgués es servir a la reacción. ¡El mundo al revés!

Pero, cualquier marxista que haya asimilado el marxismo en su esencia, es decir, como método, sabe que negar la universalidad del leninismo y del pensamiento de Mao, tergiversar a Mariátegui, hacer a un lado la teoría leninista de la situación revolucionaria y pretender un partido doctrinariamente heterogéneo, es sembrar la confusión, traicionar el movimiento del proletariado y servir a la reacción.

Desde luego, en los estrechos marcos de su facción, García ha podido hacer fáciles víctimas de sus posiciones oportunistas, mas, por lo que se puede ver, muy difícilmente podrá hacer lo mismo en los amplios marcos del Socialismo Peruano.

III

Si como polemista García tiene el problema de que su discurso no tiene relación con los hechos, como político presenta el problema de que ha pasado de su liquidacionismo de izquierda de los años setenta a su oportunismo de derecha de hoy. Y si hace ya más de un año se autoproclamó “Yo el Supremo”, ahora, con sus ínfulas de considerarse por sí y ante sí “la autoridad” en el Socialismo Peruano, ha terminado de revelar su ridículo egotismo burgués. En consecuencia, es culpa suya, y absolutamente de nadie más, que existan quienes, mal o bien, critican su egotismo. No tiene, pues, de qué quejarse.

Por supuesto, personalmente considero que hay que criticar bien, con argumentos sólidos, convincentes, pues, sin duda, es absolutamente necesario marcar a fuego el mal disimulado oportunismo de derecha que vende García.

Y, obviamente, ningún elemento consciente del Socialismo Peruano puede ser indiferente ante esta digna tarea.

Eduardo Ibarra
biblioteca9@hotmail.com

21.01.09.


Nota Bene:

Para una comprensión más amplia todavía del oportunismo de derecha y del nuevo egotismo burgués, cordialmente invitamos a los activistas del Socialismo Peruano y a los lectores en general a consultar los siguientes artículos: Revolución y frente unido (28.10.02); Una aclaración necesaria (03.02.07); El nombre del partido (06.04.07); El desmonte de un infundio (28.09.07); Radiografía de una falsificación (28.10.07); La verdad de Liu Shaoqi (29.10.07); Respuesta a Gustavo Pérez (21.11.07); El juego de manos del creidismo (10.12.07); El desbarre del creídismo (16.12.07); Contra la arbitrariedad, la manipulación y prepotencia (08.01.08); la Notas sobre la creación heroica de Mariátegui (19.01.08); Mariátegui y el leninismo (06.02.08); Mariátegui y la base de unidad del partido (08.02.08); Puntos sobre algunas íes (24.02.08); Una comentario indispensable (22.03.08); Defensa de una verdad mariateguiana (28.03.08); Apuntes sobre el socialismo peruano (10.05.08); El partido de masas de Mariátegui (16.05.08); Una vez más sobre el nombre del partido (30.05.08); Primera vez tragedia, segunda vez farsa (18.06.08); Mariátegui y el Partido Socialista del Perú (07.10.08).


Círculo de Estudios José Carlos Mariátegui.

25.01.09.

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